Poemas, cartas, vida y obra de la autora. Un blog bilingüe

de Elizabeth Conte Chassin-Trubert.

sábado, 1 de marzo de 2014

EMILY DICKINSON. CARTAS A T.W.HIGGINSON (330)




Thomas Wentworth Higginson (1823-1911).   Higginson es recordado especialmente debido a la correspondencia que mantuvo con la poetisa  Emily Dickinson, de quien era mentor literario.



junio de 1869



Para T.W. Higginson





Querido amigo.
                Una Carta siempre es para mí como la inmortalidad porque es la mente sola sin el amigo corporal. Endeudados en nuestra conversación a la actitud y al acento, en el pensamiento parece existir un poder espectral que avanza solo—Quisiera agradecerLe Su gran amabilidad pero nunca intento  levantar las palabras que no puedo sostener—
                Viniera usted a Amherst, tal vez podría yo lograrlo, aunque la Gratitud es la tímida riqueza de aquellos que nada tienen. Estoy segura de que Usted dice la verdad, porque los hombres nobles lo hacen, pero sus cartas siempre me sorprenden.—Mi vida ha sido demasiado simple y austera para turbar a nadie—
                Si «vista por los Ángeles», ciertamente no es mi responsabilidad—
                Es difícil no ser fantasioso en un lugar tan bello, pero las severas enmiendas de la prueba están permitidas a todos.
                Cuando era Niña recuerdo haber oído aquel pasaje notable y haber preferido el «Poder», no sabiendo en aquel tiempo que el «Reino» y la «Gloria» estaban incluidos.
                Usted se dio cuenta de que yo vivo sola—Para un Emigrante, todo País es estéril a menos que no sea el suyo. Usted es amable al expresar su deseo de verme. Si se ajustara a su conveniencia venir hasta Amherst yo sería muy feliz, pero no cruzo la puerta de mi Padre para ir a ninguna Casa o ciudad—

 
Casa de Emily Dickinson en Amherst.

                De nuestros actos más grandes somos ignorantes—
                Usted no se dio cuenta de que salvó mi Vida. Agradecerle en persona ha sido desde entonces una de mis pocas peticiones—El niño que pide mi flor, «¿Quisiera Usted?» dice—«Quisiera?» —e igualmente para pedir lo que yo quiero no conozco otra manera.
                ¿Excusará Usted cada cosa que digo, puesto que nadie más me ha enseñado?

Dickinson



Tomado de Emily Dickinson. Los sótanos del alma. Tomo II. Ediciones el otro el mismo. Universidad de los Andes. Venezuela.


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