Poemas, cartas, vida y obra de la autora. Un blog bilingüe

de Elizabeth Conte Chassin-Trubert.

sábado, 10 de diciembre de 2011

EMILY DICKINSON. CARTAS A T.W.HIGGINSON (260)



Thomas Wentworth Higginson (1823 - 1911)


El 15 de abril de 1862 Emily Dickinson escribió su primera carta a T.H.Higginson. En un epistolario donde la mayor parte de las cartas no tiene fecha registrada y cuya única referencia en el tiempo se debe extraer de hechos que allí estén relatados o de la escritura, ésta es una excepción. La histórica carta fue escrita en respuesta a un llamado que T.H.Higginson publicó en el “Atlantic Monthly”, animando a los jóvenes escritores a enviar sus producciones para someterlas a su juicio.
     Higginson era por ese tiempo un hombre conocido tanto en el campo literario como en el público y Emily Dickinson tuvo que haber sabido de él con anterioridad. Pero parece que lo que más la indujo a responder al llamado lanzado desde el “Atlantic Monthly” fue una reseña aparecida en el “Republican” el 29 de marzo de 1862, donde se comentaba que el artículo de Higginson debía ser leído por todos los potenciales escritores y profetizaba que todo aquel que saliera fortalecido de ese exhaustivo examen, podía contar con el éxito (Sewall, 1880: 541). Probablemente lo que la motivó a escribir esa famosa carta (N° 260), fue la necesidad de someter sus poemas a alguien ajeno a su círculo de amigos y al mismo tiempo familiar con el ambiente literario.
     De todas maneras, muy desconcertado tuvo que quedar el coronel Higginson al leer la carta donde Emily Dickinson se presentaba con un estilo muy poco convencional y aún más al leer los poemas que le enviaba. Tal vez esa misma extrañeza provocó su curiosidad de averiguar quién era la autora de esas palabras y produjo una respuesta inmediata.
     Es evidente que Higginson nunca entendió ni a la mujer ni al poeta que en ella habitaba; a pesar de esto, se dieron dos hechos igualmente inexplicables. Por un lado Higginson, aunque no entendiera los poemas que le parecían demasiado extraños y faltos de gracia, no dejó de animar a Emily para que siguiera enviándole sus versos. Por otro, Emily Dickinson siguió declarándose su discípula, aunque no hiciera caso a sus sugerencias para “mejorar” los poemas.
     Esta extraña correspondencia se mantuvo por veinte y cuatro años. Es posible que los uniera una concepción de la naturaleza y del transcurrir del tiempo, que se encuentra, aunque expresada de manera muy distinta, en los poemas de E.D. y en escritos de Higginson. Posiblemente los acomunaba la convicción  del poder que tienen las palabras.
     A pesar de esto, parece difícil entender que se pudiera sostener por tan largo tiempo una comunicación entre seres tan distantes. La una habitada por el Misterio y la duda sobre la finalidad de la vida; el otro inamovible en su fe y en su visión de la vida como expresión de los designios Superiores, aceptados con firmeza y alegre confianza.   
     De todas maneras, es indudable la importancia que Higginson tuvo para Emily Dickinson. En una de sus cartas ella le agradece haber “salvado su vida”, aunque él no lo supiera. Por otra parte, Higginson conjuntamente con Mabel Loomis Todd fue el primer editor de sus poemas y sin duda a él debemos que muchos de los versos y de las cartas que nos han llegado no se perdieran.



260

Para T.W. Higginson                                                                             15 de abril de 1862    
                            



Mr. Higginson,
         ¿Está Usted demasiado ocupado para decir si mi Verso vive?
         La Mente está tan cerca de sí misma- que no puede ver, distintamente- y no tengo a nadie a quien preguntar-
         Si Usted pensara que respira- y tuviera Usted el tiempo de decírmelo, estaría prontamente agradecida- Si me equivoco- el hecho de que se atreviera a señalármelo me haría sentir la más sincera estimación- por Usted-
         Adjunto mi nombre- con la petición, de que si le place- Señor- me diga ¿qué es verdadero?
         Que Usted no me traicione- es innecesario pedirle- ya que el Honor es su propia garantía-



         [En tinta- Sobre dirigido a: T.W. Higginson. / Worcester. / Mass. Sello postal: Amherts. Massachusetts 15 de abril de 1862.
         En lugar de la firma, E.D. adjuntó una tarjeta (en su sobre) en la cual escribió su nombre. Ella escribió esta primera carta a Higginson, iniciando así una correspondencia que duró hasta un mes antes de su muerte, porque acababa de leer “Carta a un Joven Colaborador”, el artículo principal en la edición del Atlantic Monthly de abril, donde Higginson ofrecía concejos prácticos para escritores principiantes. Ella incluyó también cuatro poemas: “Salvos en Aposentos de Alabastro” (216). “El sueño más cercano retrocede irrealizado” (319), “Jugamos a la Imitación” (320), y “Te diré cómo el Sol surgió” (318). Al momento de publicar esta carta por primera vez, Higginson, la presentó diciendo: “El 16 de abril de 1862, recogí en la oficina de Correo de Worcester, Mass., donde yo vivía en aquel entonces, la siguiente carta.]


Tomado de “Emily Dickinson, los sótanos del alma”. Tomo II. sus cartas. Editorial “El otro el mismo”. Universidad de los Andes. Mérida. Venezuela.


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